domingo, 21 de julio de 2013

No sé, no nieva. Pero me encantaría ahora mismo que estuvieramos en París de nuevo mirando por la ventana los colchones nevados arriba de los autos, comiendo pan con chocolate, sentir la presión de tu mano en la espalda pero que esta vez sea verdad, que no solo sea una sensación, que estes disparandome con tu lengua sutil y que todo se transforme como si el destino fuera ineludible. 
Y si, ya se, es disparejo e injusto cuando yo tengo estas percepciones que mezclan el pasado con el presente y vos ni si quiera podes mentirme para hacerme sentir mejor. 

S.L

1 comentario:

  1. Amé tus palabras; leo y leo y quiero leer más, son -inevitables- impregnadoras (si es que existe la palabra, si no, ya está inventada).

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